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Minería y recursos naturales
Publicado el 4 de Julio de 2025
Redactado por: Escuela de Posgrado UTEC
Tecnologías como la analítica avanzada, la automatización de procesos y la inteligencia artificial están modificando de raíz la forma en que opera el sector minero. Estas herramientas permiten ajustar plantas de procesamiento en tiempo real, optimizar flujos según datos actualizados y tomar decisiones con mayor precisión.
En plantas donde este nivel de automatización ya está en marcha, el operador tradicional deja de ser alguien que ejecuta tareas mecánicas para convertirse en un analista de procesos. Su función ya no es girar válvulas o manejar maquinaria, sino interpretar datos, supervisar flujos y evaluar la estabilidad del sistema. Este cambio exige nuevas competencias técnicas y analíticas, así como el desarrollo de estructuras que permitan sostener el nuevo modelo de operación. Sin embargo, la tecnología por sí sola no basta.
“Una base de gestión sólida, con una cultura de mejora continua, es lo que realmente facilita cualquier proceso de transformación. El éxito de lo digital no está solo en la tecnología, sino en lograr que las personas se adapten, participen activamente y crezcan con ella”, sostiene Glasson Fonseca, gerente de Transformación en Minsur y líder académico del curso Estrategia de Transformación en el Sector Minero de UTEC Posgrado.
Este es uno de los desafíos más complejos y, a la vez, más cruciales. Y no se logra a través de correos motivacionales o afiches. El verdadero cambio ocurre cuando se instalan sistemas que premian los comportamientos deseados. Por ejemplo, si una empresa busca fomentar la mejora continua, debe crear espacios donde los operadores puedan proponer ideas que sean escuchadas e implementadas.
La transformación en el sector minero empieza con una visión clara del rumbo que toma la industria y, en particular, de la dirección estratégica de la empresa. Solo entendiendo ese norte es posible identificar qué sistemas, competencias y conductas se deben construir para alcanzar un nuevo modelo operativo.
Esa claridad no siempre es evidente. Muchas veces, las organizaciones se lanzan a implementar herramientas sin haber alineado primero su estrategia, lo que lleva a resultados parciales o fallidos. En el corazón de este proceso están las personas. Una transformación sólida requiere movilizar líderes que comprendan y respalden el cambio. Son ellos quienes, con su ejemplo y convicción, logran comprometer a sus equipos y empujarlos hacia el futuro deseado.
Pero no basta con buena voluntad: es necesario formar a esos líderes para que puedan guiar de forma efectiva. Cuando el liderazgo inmediato se activa, la transformación empieza a permear hacia toda la organización.
“El aspecto técnico representa apenas un 30% del éxito. Lo que realmente determina el éxito es la cultura de la organización y la forma en que las personas se involucran con el cambio”, afirma Fonseca.
Para que una transformación no se quede en ideas, se necesita una hoja de ruta clara. Todo parte de definir dónde se quiere llegar: puede ser mejorar la eficiencia, cambiar la cultura organizacional o incorporar nuevas tecnologías. Luego, es necesario hacer un diagnóstico del presente: entender cómo funcionan hoy los procesos, qué tecnologías se usan, cuáles son las competencias del equipo y qué barreras culturales existen.
Con esa información, se identifican los actores clave que impulsarán el cambio, desde líderes hasta operadores. Se detallan también los recursos y conocimientos necesarios, así como los pasos para incorporarlos a lo largo del proceso. La hoja de ruta contempla también sistemas de gestión y de medición constantes, que permiten saber si se está avanzando y habilitando las siguientes etapas.
Por otro lado, es clave tener en cuenta que la transformación no puede planearse sin anticipar sus impactos: automatizar procesos o introducir inteligencia artificial puede generar miedo o resistencia en el equipo. Cuando no se gestionan, estos temores pueden bloquear el cambio, incluso si los beneficios son claros. La clave está en abordar estas preocupaciones desde el inicio, con transparencia y diálogo.
Para el especialista, el trabajo conjunto entre empresas, academia y Estado aún es limitado, pero indispensable. Y aunque reconoce que no siempre se puede depender del gobierno, sí destaca que la academia debe asumir un rol mucho más activo, conectándose con los desafíos reales de la industria y formando profesionales capaces de impulsar cambios profundos.
El curso Estrategia de Transformación en el Sector Minero de UTEC Posgrado surge como una respuesta concreta a esa necesidad. Aquí no solo se aprende a implementar tecnologías, sino también a liderar desde la estrategia, gestionar el cambio cultural y movilizar equipos con propósito.
Hoy, el sector no busca solo operadores, sino líderes capaces de diseñar procesos que generen valor sostenible y mejoren la vida de quienes forman parte de la organización. Este curso, dictado por Fonseca, quien posee experiencia directa en procesos de transformación minera, te brindará herramientas prácticas, casos reales y un entorno colaborativo para que tú también puedas ser parte activa del cambio.
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Inicio: 14 de julio
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