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Negocios e innovación
Publicado el 16 de Julio de 2025
Redactado por: Escuela de Posgrado UTEC
La inteligencia artificial está dejando de ser solo una herramienta de automatización para convertirse en un aliado estratégico en los procesos de innovación. A través de herramientas como ChatGPT, hoy es posible alimentar estas con información específica sobre un proyecto, interactuar y utilizarla como un consultor que hace preguntas, propone rutas y ayuda a contrastar ideas. La diferencia está en el enfoque: la IA no lidera el diseño, pero sí participa de él.
“Desde las etapas iniciales del design thinking, como la empatía y la definición del problema, la inteligencia artificial permite ir más allá del análisis tradicional. Gracias a su capacidad para acceder a información diversa y organizar grandes volúmenes de información, puede identificar soluciones que han funcionado en otras industrias y considerar su posible aplicación”, afirma Alvaro Diaz, partner & managing director en Empathy y líder del curso IA Aplicada a la Innovación de UTEC Posgrado.
Este proceso, conocido como ‘polinización cruzada’, permite romper con las ideas habituales del sector y abrir nuevas rutas de innovación a partir de referentes externos.
Entre las herramientas que hacen posible incorporar la inteligencia artificial con el design thinking, destacan Otter.ai y MyMinutes, plataformas diseñadas para transcribir entrevistas con usuarios y organizar la información. Estas herramientas permiten no solo registrar las conversaciones, sino también segmentar temas, identificar quién dijo qué y cuándo lo dijo, facilitando el análisis posterior. Son especialmente útiles al momento de sintetizar hallazgos y comenzar a construir insights.
Al comenzar la fase de análisis posterior a la recolección de información —lo que suele corresponder a la etapa de definición del problema—, ChatGPT se convierte en una herramienta clave. Alimentado con datos específicos del proyecto, esta herramienta permite generar reportes de tendencias respaldados en fuentes puntuales. Pero va más allá: al interactuar con él, se transforma en un “consultor digital” con el que es posible debatir hallazgos, contrastar ideas y explorar posibles caminos, siempre en función de la información que el equipo le proporciona. Así, se integra como un miembro más del equipo de innovación.
En la etapa de prototipado, plataformas como Canvas y Bolt permiten crear rápidamente versiones preliminares de productos, aplicaciones o sitios web. Bolt, en particular, destaca por su capacidad para generar no solo el diseño del prototipo, sino también su programación base, lo que facilita que un desarrollador pueda continuar trabajando directamente sobre ese código. Esta agilidad permite hacer cambios constantes en la comunicación o en el producto mismo, probar rápidamente diferentes versiones y ajustar la solución de forma continua, sin necesidad de involucrarse en programación compleja.
Y para la presentación de ideas, herramientas como Gamma facilitan la creación de narrativas visuales efectivas. Su capacidad de estructurar contenidos de forma clara permite ahorrar tiempo y mejorar la comunicación de propuestas frente a distintos públicos.
Integrar IA en los procesos de innovación también implica enfrentar retos importantes. Uno de los principales es el fenómeno de las “alucinaciones”, es decir, respuestas incorrectas o imprecisas que la IA puede generar. Para evitar errores, es fundamental contrastar la información con fuentes verificadas y mantener una actitud crítica frente a lo que propone la herramienta.
“La IA trabaja con datos del pasado. Por tanto, si bien puede sugerir posibles futuros, no tiene la capacidad de predecir con certeza. Allí es donde la experiencia y el criterio humano siguen siendo esenciales para evaluar la viabilidad de cada propuesta”, sostiene Diaz.
La velocidad con la que avanza la inteligencia artificial está marcando una nueva era, comparable con momentos clave como la revolución industrial o la aparición de Internet. No se trata de una moda pasajera, es una transformación que ya está cambiando la manera en que se trabaja, se lidera y se innova.
Industria financiera, salud, startups tecnológicas ya están aprovechando la IA para innovar. Pero, como señala Diaz, el verdadero reto es aplicarla en sectores donde no es protagonista y desde ahí acelerar procesos y hacer más certeras las soluciones.
Para lograrlo, los líderes deben adquirir nuevas habilidades: empatía, observación y experimentación. La inteligencia artificial no reemplaza la mirada humana, pero sí la potencia.
El curso IA Aplicada a la Innovación de UTEC Posgrado propone un modelo de aprendizaje teórico-práctico, centrado en proyectos reales y respaldado por la experiencia de Diaz, quien trabaja directamente en la industria. Una formación que permite aplicar principios de inteligencia artificial y design thinking para innovar en contextos concretos y con una mirada estratégica del negocio.
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